Madrid estrena parquímetros
Tras el fracaso del estreno de BiciMad, ayer tocó el turno de la puesta de largo de los parquímetros inteligentes. Las nuevas tarifas no fueron bien recibidas entre los ciudadanos, que en las primeras horas del estreno se encontraron con algún fallo en el servidor y se quejaron de perder mucho más tiempo del que debían, por no comprender su funcionamiento. El sistema, aunque aparentemente es sencillo, provocó en algún punto que se formaran largas colas. La mayor particularidad es que Madrid es la primera ciudad del mundo que cobra más a los coches más antiguos porque contaminan más.
El primer problema es cuando el usuario se acerca y la pantalla está en negro. No se preocupe, sí que funciona, pero hay truco: hay que apretar el botón. El siguiente paso es introducir la matrícula del coche y pagar. Vaya con el dinero justo, porque no devuelven el cambio, lo guardan para el siguiente estacionamiento. El ayuntamiento lleva cinco semanas cambiando poco a poco todos los parquímetros de Madrid para que el usuario se vaya acostumbrando a la nueva normativa. Pero este período de adaptación parece que no ha sido suficiente para la mayoría de los afectados.
El enfado ayer era palpable conforme la mañana pasaba. “Para los que trabajamos moviéndonos por la ciudad, es un desastre”, se queja un conductor. Hay quien dice que le ha costado quince minutos hacerse con el tique. “Hay que estudiar un máster para aparcar”, critican. Y están los que ven detrás de esta nueva normativa un afán recaudador por parte del Ayuntamiento de Madrid.
Una de las novedades que incluye la ordenanza es que se permitirá estacionar dos horas como máximo en la zona verde (reservada para residentes) y cuatro en la zona azul, para visitantes. Consumido ese tiempo, habrá que estar como mínimo una hora fuera de esa área. “¿Y para los que trabajamos aquí ocho horas, qué hacemos?”, se quejan. Tampoco habrá que volverse loco para buscar un parquímetro de zona azul o de zona verde. Todos valdrán para todo. De hecho, el primer paso que tiene que elegir el usuario es el lugar en el que ha aparcado, para aplicar una tarifa u otra.
El cambio más valorado por los ciudadanos es la variedad en el pago, ya que antes las máquinas sólo aceptaban monedas. A partir de ahora hay tres opciones: dinero en efectivo, tarjeta de crédito y un monedero virtual, asociado a la matrícula del vehículo.
Con este nuevo sistema de servicios inteligentes, el Ayuntamiento de Madrid consigue acabar con una práctica de lo más extendida entre los madrileños más picarescos. A partir de ahora, los recibos ya no se pueden intercambiar con otros usuarios si el tiempo todavía no se ha consumido, ya que la matrícula está impresa. También se acabó con la vieja práctica de los más listos que no pagan y, si son multados, piden el resguardo a un conductor que haya aparcado cerca para anular la multa una vez que llegue a su domicilio.
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